Una imagen ha de sorprender, conmover, atraer ó intrigarte. Da igual el qué y en qué orden.
La intención siempre es que desprenda un misterio, que posea un código personal e intransferible, que permita al espectador intentar descifrar ése código y darle tantas interpretaciones como le sean posible imaginar, permitiendo el libre pensamiento, la fluidez creativa y la infinita búsqueda de la razón de ser de la obra.
Cuando se consigue esto en una imagen, podemos empezar a pensar sin encorsetamientos ni límites. Cuando conseguimos esto, hemos logrado todos nuestros propósitos, autores y espectadores.
Es una buena forma de empezar a avanzar.
Estilismo: Antonio Bordera
Maquillaje: Toñi Lillo
Modelo: Laura Castaño
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