Solicito a menudo que los papás se involucren en mis estudios, gracias a su colaboración se logran fotografías de carácter muy intimista, llenas de momentos fantásticos y únicos.
Buena prueba del amor instintivo y protector que todos tenemos con nuestros hijos son esas imágenes, que tratan de retratar como ésa fortaleza aparente se convierte en el mayor guardián de la fragilidad, creando una preciosa amalgama.



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