Algo que agradezco de este mundo de los blogs es que me permite mostrar por igual mi trabajo que mis inquietudes personales, hoy me apetece recrearme en una serie de imágenes que se desentienden de la técnica y de la calidad, son unas tomas que me invocan el recuerdo de un día apacible, relajante e inolvidable en la playa con mi hija, Anabel, a la que le encanta el agua.
Si eres capaz de olvidar todo, olvidar todos los problemas de verdad, aunque sea un momento, de repente el cielo cambia de gris a azul celeste esperanzador y el agua cambia de turbia a cristalina clarificadora para el espiritú.
Al final de toda reflexión debe de encontrar uno alguna moraleja, y la de ésta historieta gráfica que os presento no tiene más pretensiones que la de hacer honor a un lema al que tengo aprecio "Vive y deja vivir", y que cada uno busque su propia felicidad en las pequeñas cosas, que es dónde creo que se encuentra, y el recuerdo de un día plasmado en el papel y grabado en mi memoria, que no se repetirá más que en otras decenas de ocasiones y que sin embargo serán diferentes todas unas de otras, y para que conste de la felicidad de ése día, lo tuve que inmortalizar para que los demás vean lo afortunado que soy, y que lo único que nos queda con el paso del tiempo, son nuestros recuerdos... y unas cuantas fotografías.
Espero que disfruteis de vuestros hijos, son lo mejor de la vida.



Comentarios
2 comentarios:
Amigo Philippe, que grande eres!!! Y que gran corazón tienes!!!!
Las fotos preciosas, tus palabras únicas.
Gracias por emocionarme, por hacerme esbozar una sonrisa.
Como bien dices, las cosas más sencillas de este mundo se convierten en las más grandes!!!! Y con un poquito de ganas todo cielo se convierte en azul.
Espero que tus lindos recuerdos sean eternos!!! Y que tengamos el placer de seguir viendo tomas tan bellas como esta.
Un beso a esa familia tan especial que tienes, y otro para ti, poeta.
Poder expresar lo que uno siente y compartirlo con los demás, ya es una suerte. Si además alguien recibe y entiende el mensaje, llegando a emocionarse con él, ya no sé que más se puede pedir. Gracias María. Un beso.
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